Robo de
identidad: tres historias, misma tragedia
MÉXICO,
D.F., septiembre 29 (EL UNIVERSAL).- El robo de identidad no opera únicamente
en el sistema financiero. A través de un recibo telefónico de Telmex, una
usuaria se enteró que tenía un adeudo por 60 mil pesos tras la adquisición a
crédito de una pantalla.
Georgina Flores desconoció
inmediatamente la operación y acudió a una sucursal de Telmex para aclarar el
caso. En términos generales, la compra se había realizado correctamente con los
trámites y la documentación necesaria para efectuar una transacción de ese
monto. Así, tendría que liquidar una pantalla que ni siquiera estaba en su
casa. Al menos 24 meses de pagos por 2 mil 400 pesos con cargo directamente en
su recibo telefónico.
Sin embargo, Georgina pidió
la documentación que se había presentado en su nombre para la operación.
Después de varios meses de insistencia y ante la advertencia de que no pagaría
el aparato, la tienda de Telmex inició una investigación.
Coincidía su domicilio,
número telefónico, su fecha de nacimiento y otros datos que tenía en la base de
datos de la empresa. No obstante, al cotejar la credencial de elector que se
tenía registrada en la compra se descubrió el fraude. Era falsa.
La investigación en la tienda
de Telmex determinó que trabajadores de la tienda robaron la información de
Georgina y utilizaron una credencial de elector apócrifa para adquirir la
pantalla. La operación fue cancelada de inmediato y la tienda continuó la
búsqueda de los defraudadores.
José Luis R. recibió una
llamada de su banco. Le pidieron actualizar algunos datos de su cuenta y debido
a la amabilidad y atención del supuesto operador telefónico, sin objetar otorgó
su información.
Cotejaron su nombre,
dirección, teléfono, fecha de nacimiento. Al llegar a los datos de la cuenta,
José Luis dudó un momento y preguntó al operador para qué necesitaba esos
números. Con un buen argumento y un trato muy cordial, la persona del otro lado
de la línea lo convenció.
“Me deje llevar y a la semana
siguiente me enteré que me habían vaciado mi cuenta. Se robaron 300 mil pesos
con una simple llamada telefónica y ahora el problema es con el banco que dice
que yo realicé esa operación”, manifestó José Luis.
El afectado omite dar el nombre
del banco porque actualmente se encuentra en litigio y no quiere entorpecer el
proceso. Debido a que la operación se realizó con su identidad, tardará varios
meses en comprobar que él no hizo ninguna transferencia de su cuenta. Entre sus
gastos diarios y el trámite para aclarar su situación, actualmente está sobre
endeudado y nada garantiza que José Luis recupere su dinero.
Víctima de un correo falso.
Andrea R., de 43 años, es una
usuaria ejemplar de la tarjeta de crédito. No tiene ningún atraso en sus pagos,
liquida todos sus adeudos en una sola exhibición y sabe que el plástico la
puede sacar adelante en una emergencia.
No obstante de su buen
historial, un día recibió varios correos electrónicos de Santander alertando de
que su tarjeta estaba bloqueada por mal uso.
Si quería reactivarla, debía
actualizar su información según las indicaciones de los correos.
En menos de tres minutos
llenó el formulario con todos sus datos, incluidos los números de tarjeta y
cuenta.
Pasó aproximadamente media
hora cuando recibió una notificación de que había realizado diversas compras
por 30 mil pesos.
Con su nombre, se había
adquirido una computadora y una cámara fotográfica. Tuvo que acudir al banco
para aclarar el cargo, pero hasta el momento no ha podido demostrar que ella no
realizó la compra. Simplemente le dijeron que no debió hacer caso a ese correo
y que será muy difícil demostrar que la defraudaron. Ante la lentitud del
proceso, Andrea ya considera declarar perdidos sus 30 mil pesos.
Evita ser víctima del fraude
Como lo publicó EL UNIVERSAL la semana pasada en Tu Cartera, estos son los principales consejos para evitar el robo de identidad
No compartas tu contraseña.
Si lo haces, cámbiala lo antes posible. Utiliza arriba de ocho caracteres
alfanuméricos con mayúsculas y minúsculas para hacerla más difícil.
Verifica la seguridad de la
página. Debe tener “https” y un candado. Evita navegar en sitios que no tengan
estas características.
Revisa constantemente tus
estados de cuenta y tus movimientos. Así podrás darte cuenta de algún
movimiento que no hayas hecho. En este caso, acude a la Comisión Nacional para
la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros.
Elimina tus documentos.
Cuando te deshagas de tarjetas de crédito vencidas o información personal o
financiera, cuida romper todas las series de números y los nombres completos en
muchos trozos para que nadie los pueda volver a unir.
No envíes contraseñas ni
datos. No lo hagas a través de correo electrónico ni de redes sociales. Además,
evita utilizar en tus contraseñas datos personales como fechas de nacimiento,
números telefónicos o nombres de tus familiares.
No uses equipos públicos.
Trata de conectarte desde tus dispositivos, pero si tienes que hacerlo en uno
público, asegúrate de que tu información no quede grabada en ellos. Borra el
historial y tus contraseñas de correo electrónico y redes sociales.
Ni un dato proporciones a los
encuestadores. Ni de manera telefónica o personal. Si los encuestadores te
proporcionan datos de los servicios que ofrecen, no tienes que corresponderles
con tu información personal.
¡Desconfía! Ésta es una regla
fundamental. Nadie va a regalarte nada sin pedirte algo a cambio.
Cifrar tu información.
Busca a un especialista para
que te ayude a cifrar tu información personal, de esta manera estarás protegido
incluso si te roban tus dispositivos.
Compra con cuidado.
Asegúrate de que el sitio en
el que comprarás por internet es seguro. Infórmate sobre el proveedor, éste
debe brindar su identidad, denominación legal, políticas de venta y de
privacidad, así como datos de su información física.